lunes, 17 de febrero de 2014



La identidad de una persona está constituida por infinidad de elementos
que no se limitan a los que figuran en los registros oficiales. Algunas personas
pertenecen a una tradición religiosa; a una nación, y en ocasiones a dos; a
un grupo étnico o lingüístico; a una familia más o menos extensa; a una
profesión; a una institución; a un determinado ámbito social… Y la lista no
acaba ahí sino que prácticamente podría no tener fin: podemos sentirnos
pertenecientes, con más o menos fuerza, a una provincia, a un pueblo, a un
barrio, a un clan, a un equipo deportivo o profesional, a una pandilla de
amigos, a un sindicato, a una empresa, a un partido, a una asociación, a una
parroquia, a una comunidad de personas que tienen las mismas pasiones, las
mismas preferencias sexuales o las mismas minusvalías físicas, o que se
enfrentan a los mismos problemas ambientales…
Aunque cada uno de estos elementos está presente en gran número de
individuos, nunca se da la misma combinación en dos personas distintas, y es
justamente ahí donde reside la riqueza de cada uno, su valor personal, lo que
hace que todo ser humano sea singular y potencialmente insustituible.


Amin, Maalouf. Identidades asesinas. Madrid: Alianza Editorial, 1999. Pp. 18-19.








Marcos y Elisa siempre han vivido en la colonia Benito Juárez. Aunque a veces no se llevan muy bien con algunos vecinos, se conocen de toda la vida y han enfrentado juntos muchas cosas: la vez que se inundaron las calles con el huracán, cuando su abuelito se cayó de la escalera y todos fueron a ayudarlos, cuando inauguraron el parque público que tanto pidieron. Pero no les gustó nada que les prohibieran usar el kiosco del parque para organizar concursos de baile con los compañeros de la telesecundaria. Los vecinos argumentan que hacen mucho ruido y que ahora ni los niños más chicos ni nadie más pueden usar ese lugar. Pero la verdad es que no tienen ningún otro espacio para reunirse y hacer lo que les gusta. Y a fin de cuentas ellos también son miembros de esa colonia. Las cosas se han puesto tensas. Algunos vecinos han pedido que se cierre el kiosco, y los chicos de la escuela se están organizando para romper cualquier barrera que les pongan y meterse de todos modos. Marcos y Elisa están preocupados porque los vecinos inconformes son la misma gente con la que siempre han convivido y se han ayudado. Hasta su mamá y su abuelito están con ellos. Pero por otro lado saben que sus compañeros tienen también razón y se sienten comprometidos a ayudarles en lo que planean. 

¿Qué une a Elisa y a Marcos con la colonia y con su grupo de amigos? 

> En esta situación, ¿con quién deberían sentirse más comprometidos: con sus vecinos o con su grupo de amigos? Argumenten. 


> Si estuvieran en el lugar de Elisa y Marcos, ¿qué harían?

jueves, 13 de febrero de 2014

Identidad

Te damos la bienvenida a este espacio de intercambio, reflexión, análisis para conocerte y descubrir realmente quien eres, lo que te gusta o disgusta y entender por qué has llegado a ser así. Identidad